Hoy
pasaron los franchutes con los avioncitos sobre la 9 de Julio. Como estaba almorzando y había escuchado el ruido de la primera pasada, me puse a ver por TN lo que acontecía.
Lo más notable en esa experiencia de unos 15 minutos fue el contraste entre la precisión y belleza de lo hecho por la
Patrouille de France y la grotesca transmisión televisiva, hecha por gente que sabe de aeronáutica lo que yo sé de... aeronáutica.
Primero, leo el sobreimpreso "La Patrulla de Francia preparó dos pasadas más y otra pasada sorpresa". Ok, la sorpresa ya no es más sorpresa, fenómeno. De hecho, cuando el movilero la anunció, el conductor desde el piso le puso un poco de onda: "ah, esa la sabías vos nada más".
Después teníamos una cámara mal ubicada, que cada vez que giraba, la tapaba algún techo o toldo por lo que el director tenía que cambiar en forma muy desprolija, mientras el movilero nos explicaba que "un avión no dobla, gira". Gracias.
Por supuesto, en el siglo XXI sorprende incluso al más libreal que la patrulla tiene un integrante del sexo femenino. Ah, su apodo es "buitre". Voy a dejar las bromas de lado porque este es un blog serio.
Otra muestra de profesionalismo se produjo cuando el conductor del noticiero propuso un "respetuoso silencio" ante la pasada de los aviones e inmediatamente sonó un estridente "¡mirá boludo, mirá!" de un espectador que intentaba avispar a su acompañante.
Para completar, se venía la tan mencionada "sorpresa". Y allí, con los corazones latiendo a mil y las respiraciones contenidas, ante los ojos llenos de emoción y las mentes tratando de adivinar cuál de los aviones va a estallar centésimas de segundo después de que su piloto se eyecte, los aviones pasan y dibujan otra banderita. La desorientación absoluta del movilero, cuya actitud a la espera de la "sorpresa" mereció una bofetada, fue coronada por un "yo esperaba una acrobacia" del conductor, que nos recordaba a algunos que tenemos cosas que hacer.