La publicación en journals es uno de los temas de mayor relevancia para un científico de cualquier disciplina. Se trata de un proceso arduo cuyos resultados son determinantes para el éxito de toda carrera académica ya que se trata de una de las principales varas que se utiliza como señal de la productividad y prestigio de un académico (por lo cual, es un determinante de sus ingresos).
Por lo general, uno intenta elegir un journal con un buen balance entre prestigio y posibilidades de ser finalmente publicado y postula su paper. Este es asignado a uno o varios referís, que tienen la potestad de rechazarlo, aceptarlo y/o sugerir o pedir cambios y adiciones al mismo. En ese proceso, el o los autores del trabajo candidato no conocen la identidad de sus referís. Además, hasta hace un par de días, la American Economic Association tenía la política de que los referís tampoco conocieran la identidad de los autores del paper, una práctica conocida como double-blind review. Esta política buscaba evitar que los referís tomaran decisiones basados en aspectos ajenos a la calidad del trabajo, como por ejemplo la univerisdad a la que están afiliados los autores, su sexo u origen étnico, entre muchos otros.
Sin embargo, la AEA acaba de anunciar que abandonará esta práctica, una decisión que a primera vista parece reprochable ya que existe evidencia de que la revisión a ciegas evita diferentes tipos de discriminación, por ejemplo de género (tanto en journals científicos como en audiciones para orquestas). También se ha mostrado evidencia de que los nombres se utilizan para discriminar en base a raza u origen socioeconómico (es muy famoso este trabajo que muestra que un CV con un nombre típicamente negro recibe menos llamados a entrevistas que uno con un nombre típicamente blanco; este otro, realizado en Colombia, muestra un efecto negativo respecto de la gente con nombres poco comunes).
Por lo general, uno intenta elegir un journal con un buen balance entre prestigio y posibilidades de ser finalmente publicado y postula su paper. Este es asignado a uno o varios referís, que tienen la potestad de rechazarlo, aceptarlo y/o sugerir o pedir cambios y adiciones al mismo. En ese proceso, el o los autores del trabajo candidato no conocen la identidad de sus referís. Además, hasta hace un par de días, la American Economic Association tenía la política de que los referís tampoco conocieran la identidad de los autores del paper, una práctica conocida como double-blind review. Esta política buscaba evitar que los referís tomaran decisiones basados en aspectos ajenos a la calidad del trabajo, como por ejemplo la univerisdad a la que están afiliados los autores, su sexo u origen étnico, entre muchos otros.
Sin embargo, la AEA acaba de anunciar que abandonará esta práctica, una decisión que a primera vista parece reprochable ya que existe evidencia de que la revisión a ciegas evita diferentes tipos de discriminación, por ejemplo de género (tanto en journals científicos como en audiciones para orquestas). También se ha mostrado evidencia de que los nombres se utilizan para discriminar en base a raza u origen socioeconómico (es muy famoso este trabajo que muestra que un CV con un nombre típicamente negro recibe menos llamados a entrevistas que uno con un nombre típicamente blanco; este otro, realizado en Colombia, muestra un efecto negativo respecto de la gente con nombres poco comunes).
¿Por qué entonces abandonar esta práctica? Más allá de alguna cuestión acerca de sus costos administrativos, la razón es simplemente que la política resulta imposible de aplicar. Hoy por hoy, los motores de búsqueda y la enorme cantidad de información disponible en la web permiten a cualquiera encontrar fácilmente el o los autores de un paper, sobre todo si se tiene en cuenta que, para cuando un trabajo llega a la etapa de revisión en un journal, ya se encuentra en una etapa avanzada y seguramente existan múltiples versiones previas en diversos sitios.
La ironía del asunto es que habitualmente esperamos que el acceso a información a través de la web nos permita aumentar la transparencia en procesos de este tipo. Sin embargo, en este caso el efecto es el contrario, dado que se ha vuelto prácticamente imposible aplicar una política que aumenta la transparencia y quita oportunidades para discriminar por diversos motivos.
La ironía del asunto es que habitualmente esperamos que el acceso a información a través de la web nos permita aumentar la transparencia en procesos de este tipo. Sin embargo, en este caso el efecto es el contrario, dado que se ha vuelto prácticamente imposible aplicar una política que aumenta la transparencia y quita oportunidades para discriminar por diversos motivos.
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