Tuve una semana bastante ocupada pero igual encontré un rato para las apostillas:
- Diferentes estudios muestran que ofrecer una recompensa en función del puntaje afecta fuertemente los resultados de los tests de IQ. Como para poner aun más en duda la relevancia de estos tests.
- Un involuntario expermiento sobre moral: en Nueva Zelanda se abrieron por error las puertas de un supermercado. No había cajeros pero sí funcionaban las cajas automáticas (algo que descubrí aquí en EE.UU., cajas donde uno mismo pasa los productos por un lector y paga). Muchos pagaron igual y muchos se fueron sin pagar.
- Otro interesantísimo problema de política pública: los taxistas de Manhattan rechazan viajes a destinos fuera de la isla. Esto es ilegal pero la realidad es que no les conviene porque suelen tener que volver solos en medio de mucho tránsito. ¿Cómo se soluciona? ¿Cobrar una tarifa por salir de Manhattan es una solución posible?
- Una para mis colegas economistas: un académico expresando toda su frustración por la estúpida norma implícita que nos obliga a escribir los papers en la primera persona del plural en lugar del singular. Suscribo fervorosamente.
- La emotiva historia de Chris Paul. Sí, es un artículo sobre un jugador de básquet pero créanme que vale la pena leerlo.
- Muy interesante y simple invento: el condón para ebrios. Probablemente necesita un marketing más atractivo (robado a Juanfra)
- Una empresa de transporte de Vicente López solo contrata mujeres para conducir los buses, aparentemente porque son menos agresivas al volante. Aunque en Buenos Aires sea rarísimo ver una mujer manejando un colectivo, aquí en Washington DC, por ejemplo, veo tanto mujeres como hombres conduciendo el transporte público. Si sirve para eliminar un prejuicio, bienvenido sea. De todas manera, me inclino a pensar que excluir para un lado debería ser visto igual de mal que excluir para el otro.
- Hablando de excluir y privilegiar, ¿con qué derecho alguien obtiene vacaciones pagas (por todos los contribuyentes) por ser candidato en una elección?
3 comentarios:
Cuando era chico solía ir a Avellaneda a visitar a mis abuelos en taxi y recuerdo perfectamente que el tipo nos cobraba un diferencial por tener que volver a Capital desde allá.
La diferencia en este caso está en que la razón de esta tarifa extra no es la soledad en medio del agobiante tráfico, sino que ellos no podían levantar pasajeros en Provincia si son un medio de transporte perteneciente a la Ciudad.
...ah... Aplausos para Chris Paul...
Claro, de hecho estoy casi seguro de que un taxista porteño puede rehusar llevarte a provincia, creo que alguna vez lo leí en un cartel en el repaldo del asiento de un taxi.
En NY es distinto porque Brooklyn sigue siendo NY. El tema es que hay muchos menos pasajeros y casi siempre tienen que volver vacíos a Manhattan, donde levantan uno atrás de otro y así cobran más bajadas de bandera que es lo que más rinde.
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