sábado, 20 de marzo de 2010

El deporte y el show que debe continuar

Ayer ocurrió algo insólito cuando se iban a enfrentar por la Liga Nacional de Basket, Boca y Quimsa de Santiago del Estero, en la cancha de este último. El reloj de tiro no funcionó y su repuesto tampoco, por lo que Quimsa perdió los puntos del partido, que no se jugó ni se reprogramará.
Lo que me llamó la atención del hecho es que he visto ocurrir lo mismo más de una vez en partidos de la NBA y la forma de proceder fue muy distinta. En la LNB, los locales disponen de una hora para arreglar el problema y si no lo logran, punto, pierden el partido. En la NBA, la acción no se detiene por más de unos minutos y si no se puede arreglar el problema, se recurre a alternativas como una señal sonora emitida desde la mesa de jueces cada cinco segundos.
Estos recursos suscitan algunas polémicas pero permiten que el partido continúe (o comience). Claro, en un partido de la NBA, el show debe continuar, la cantidad de gente que hay en el estadio es mucho mayor, así como los televidentes (la LNB ni siquiera sale en directo al resto del país) y las sumas de dinero involucradas son astronómicas.
No es que suspender el partido me parezca una acto de deportividad y seguir el partido improvisando el reloj una recurso despiadado pero las diferentes formas de proceder me parecieron notables.

Yapa 1: En un famoso y reciente caso, Dwight Howard tumbó el reloj de tiro con una volcada y lo arreglaron en 8 minutos.



Yapa 2: Antes de establecerse el reloj de tiro, el partido con menos puntos de la historia de la NBA terminó 19 a 18, entre los Pistons y los Lakers, en 1950 (¡qué embole!). Desde su instauración, el partido con menos puntos terminó 62 a 57 entre los Celtics y los Hawks, en 1955.

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