Es de conocimiento común que, en las redacciones de los diarios, muchas noticias se escriben antes de que ocurran. Por ejemplo, frente a una competición cuyo ganador se revela a altas horas de la noche y la noticia debe salir publicada a la mañana siguiente, se pueden preparar artículos sobre la victoria de los diferentes contendientes y luego se publicará la "correcta" con alguna que otra edición. Obviamente esto no está ajeno a errores, como el histórico papelón del Chicago Tribune en 1948, cuando imprimió el titular "Dewey defeats Truman" cuando Truman había ganado. La lógica de esto es sencilla, gana alguno de los dos, con lo cual, a cambio de desperdiciar la mitad del esfuerzo, se logra imprimir el diario a tiempo.
Hoy, el mundo amaneció con la noticia de la muerte de Liz Taylor. Como lo hace habitualmente, el New York Times publicó a la brevedad un obituario dedicado a la difunta. Poco después, me entero en Twitter de que el autor de este obituario murió hace casi seis años. ¿Cómo es esto posible? Pues es muy sencillo en realidad. Habiendo leido varios obituarios del NYT, nunca se me había pasado por la cabeza la imposibilidad de que semejante artículo hubiese estado listo en cuestión de minutos. Evidentemente los van preparando con el tiempo, aunque la lógica es bastante distinta a la del primer párrafo. Aquí se trata de un hecho que ocurrirá con certeza en el futuro pero no se sabe cuándo. Aunque eventualmente, habrá que agregar detalles sobre el fallecimiento, es menos probable que se desperdicie trabajo.
Por otro lado, existe un número relativamente grande de personas de las cuales valdría la pena publicar un obituario, lo cual trae la inevitable pregunta de cómo elegir sobre quién escribir. Parece razonable suponer que cuanto más vieja se pone una persona, más probable se vuelve que se de la ocasión de publicarlo y a la vez ocurrirán menos cosas que valga la pena incluir. Aun así, hay que elegir. Me animaría a decir que ya tienen uno listo de Michael Douglas, por ejemplo. Pero ¿y de Charlie Sheen? ¿De Obama? A Heath Ledger lo encontraron muerto a las 2.45 pm del 22 de abril y su obituario no se publicó hasta el día siguiente. Evidentemente no habían pensado en él y suena lógico.
En fin, no es cuestión de jugar con la muerte de nadie pero me despierta curiosidad. Personalmente (y esto no es un acto de megalomanía), si supiera que alguien tiene escrito algo así sobre mí, aunque tuviese 100 años, me resultaría un poco desagradable. En cuando a lo de Liz Taylor, hay una cierta ironía en el hecho de que el autor haya muerto antes que ella.
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