miércoles, 30 de marzo de 2011

I shot the sheriff but I didn't shoot the president

Hoy se cumplen 30 años del intento de asesinato al entonces presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan.

El hecho ocurrió poco después de que Reagan asumiera la presidencia, a la salida de un hotel de Washington DC. El perpetrador fue un loco llamado John Hinckley Jr. cuya motivación fue llamar la atención de Jodie Foster. Se dice que la idea le nació luego de ver la película Taxi Driver, en la que Foster encarna a una niña prostituta y en la que el personaje de Robert De Niro intenta asesinar a un senador candidato a la presidencia. Reagan no fue alcanzado directamente por ninguna de las seis balas disparadas pero sí lo impactó una de ellas luego de rebotar en el blindaje de su limusina. Acá pueden ver imágenes del hecho.


Reagan se recuperó rápidamente de las heridas sufridas y se convirtió así en el primer presidente estadounidense en sobrevivir un disparo de arma de fuego mientras ocupaba el cargo. Hinckley fue declarado inimputable por demencia y se encuentra en una institución psiquiátrica desde entonces. El fallo provocó un gran descontento en la opinión pública, al punto que motivó una reforma legal para dificultar la posibilidad de obtenerlo. Al mismo tiempo, la opinión favorable de Reagan se disparó porque, claro, todos amamos a una víctima.

El recuerdo de este hecho llevó mis pensamientos a otros horizontes. Hasta la fecha, cuatro presidentes estadounidenses fueron asesinados mientras ejercían el cargo (Lincoln, Garfield, MnKinley y Kennedy). El caso de Lincoln es ejemplar dado que sólo el tercer atentado conocido contra su vida fue exitoso. En un artículo de la wikipedia se cuentan varios otros intentos de homicidio contra presidentes de este país. Tal vez el más famoso sea el de Theodore Roosevelt, a quien le dispararon no cuando era presidente sino mientras estaba en campaña para volver a obtener el cargo. La bala se frenó al impactar primero en la caja de sus anteojos y en el discurso que tenía doblado en el bolsillo para luego alojarse en su pecho. Roosevelt, herido de bala, pidió silencio y comunicó a la audiencia que le habían disparado. Luego, dijo la célebre frase "it takes more than one bullet to bring down a Bull Moose" y completó su discurso para recién entonces ir al hospital, donde decidieron no retirarle la bala por lo riesgoso de la operación. Hace unos días, se volvió viral en la web una falsa publicidad del Smithsonian donde se compara la valentía de Teddy con el cagón de 50 Cent que llora cada vez que agarra un micrófono porque una vez lo quisieron matar a tiros.


Lo que me pregunto es si los presidentes de alguna otra democracia han sido objeto de tantos intentos de asesinato. Nótese que estamos hablando de una democracia estable en un país con amplias libertades políticas. Por otro lado, la mayoría de estos atentados fueron llevados a cabo por dementes (les recomiendo revisar el artículo de la wikipedia, la mayoría de los casos merecen un post por sí mismos). No me termina de convencer la explicación simplista de la cultura americana por las armas. ¿Por qué esto es así?

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