miércoles, 29 de junio de 2011

Apostillas (XXVII)

Vengo con días complicados, así que estas llegan con retraso. Además, quedaron con muy pocas cosas serias:

  • Un grupo de científicos ha elaborado una teoría evolucionista de por qué discutimos con el objetivo de tenér razón, o de ganar la discusión y no de descubrir la verdad.
  • Seguimos con el tema circuncisión. Resulta que inventaron un superhéroe que la combate: el Hombre Prepucio.
  • Presentando "Mommy Tummy", una especie de traje o chaleco o delantal diseñado para hacer sentir a quien lo vista lo que es el embarazo.
  • Hay que ser hdp para publicar una portada como esta.
  • No dejen de ver el video del lanzamiento del nuevo uniforme del Partizan de Belgrado. Paciencia que no es muy largo.
  • El tema de la libertad para expresar nuestro género y nuestra identidad sexual es serio y delicado. Pero hasta el más acérrimo activista nos tiene que permitir una sonrisa al ver esto.
  • Un par de navegantes a la deriva tuvieron la suerte de que un señor los rescatara con su barco remolque. Además, tuvieron la mala suerte de que este señor estuviese ebrio y los remolcase en círculos durante horas. ¿El vaso medio vacío o medio lleno?
  • Si vas a sacar fotos de tu casa para publicarla en internet, fijate que no salgas en pelotas gracias al reflejo del espejo.
  • El hijo de puta de la semana es este flaco que se filmó comiéndose una ratita viva y subió el video a su Facebook.
  • Un señor estaba en su casa limpiándose una infección en el pie con alcohol. El problema es que, al mismo tiempo, estaba fumando. Si suman dos más dos, se dan cuenta de cómo termino y de por qué es el boludo de la semana.

2 comentarios:

GV dijo...

Buenísima la primera, me hizo acordar a este fragmento:


Our innate vanity, which is particularly sensitive in reference to our intellectual powers, will not suffer us to allow that our first position was wrong and our adversary's right (...). The interest in truth, which may be presumed to have been their only motive when they stated the proposition alleged to be true, now gives way to the interests of vanity: and so, for the sake of vanity, what is true must seem false, and what is false must seem true.

However, this very dishonesty, this persistence in a proposition which seems false even to ourselves, has something to be said for it. It often happens that we begin with the firm conviction of the truth of our statement; but our opponent's argument appears to refute it. Should we abandon our position at once, we may discover later on that we were right after all: the proof we offered was false, but nevertheless there was a proof for our statement which was true. The argument which would have been our salvation did not occur to us at the moment. Hence we make it a rule to attack a counter-argument, even though to all appearances it is true and forcible, in the belief that its truth is only superficial, and that in the course of the dispute another argument will occur to us by which we may upset it, or succeed in confirming the truth of our statement. In this way we are almost compelled to become dishonest; or, at any rate, the temptation to do so is very great. Thus it is that the weakness of our intellect and the perversity of our will lend each other mutual support; and that, generally, a disputant fights not for truth, but for his proposition (...).

Arthur Schopenhauer - The Art of Being Right: 38 Ways to Win an Argument

(Perdón por la extensión)

Saludos!

El Fantasma de la Duda dijo...

Qué interesante, es como si hubiera una especie de "loss aversion intelectual". ¡Mirá si al final tenía razón y se la termibé dando al otro!