sábado, 2 de abril de 2011

¿Para qué investigamos?

¿Para qué investigamos los que investigamos? ¿Cuál es el propósito de la ciencia y cuál debería serlo? El físico estadounidense Neil deGrasse Tyson aborda esta cuestión en una interesante entrevista que se puede ver acá. Su argumento es que los propósitos prácticos no son la principal motivación de los científicos y esto no necesariamente debería cambiar. Como evidencia a su favor, menciona descubrimientos aplicados a la medicina, como la resonancia magnética o el láser que se realizaron gracias a la más pura curiosidad de algunos científicos y que posiblemente nunca se habrían realizado si confináramos a estos a estudios con fines prácticos. Tal vez un gran representante de esta postura sea Felix Hoenikker, uno de los personajes principales de la novela Cat's Cradle, de Kurt Vonnegut. Hoenikker era un físico que mostraba una pasión absoluta en su investigación como contracara de una apatía y una ausencia total de emociones frente a la sociedad y a su familia.

Comic de smbc

Hasta aquí todo muy lindo; a mí me convence. Ahora bien, ¿qué ocurre con las ciencias sociales? Si el objeto de estudio de la física es el mundo natural en su totalidad, podemos defender fácilmente el argumento anterior. Pero ¿qué ocurre con una ciencia social como la economía? Aunque ni los economistas mismos nos ponemos 100% de acuerdo en definir nuestro objeto de estudio, sabemos que es una ciencia social y que estudiamos relaciones entre personas, en particular relaciones de producción y de asignación de recursos. En ese contexto, ¿se puede defender el mismo argumento del párrafo anterior? Yo creo que en alguna medida sí porque muchos investigadores han desarrollado métodos que luego hemos aplicado para estudiar problemas reales aunque uno bien podría calificar a esos investigadores como matemáticos más que como economistas. Como mínimo, la relación no es tan sencilla y este es uno de los puntos en que el estado actual de la economía académica recibe la críticas más fuertes.

Así las cosas, los economistas también tenemos nuestro lado puramente curioso y a veces queremos ponernos a investigar cosas cuyo propósito práctico es, como mínimo, dudoso. Para bien o para mal, no todos tienen el privilegio de poder llevar adelante esos proyectos ya que la mayoría carece de tenure. Sea como sea, aquí va un top five de papers bizarros (porque hay que ser valiente para publicarlos):

5. Un equipo de investigadores italianos plantea que eligiendo al menos una fracción de los legisladores al azar, el parlamento puede ser más eficiente. El mismo grupo había escrito un paper poco tiempo atrás donde mostraban que las empresas pueden ser más eficientes si los ascensos se decidieran al azar. Hay que admitir que son ideas desafiantes.

4. Este paper de Avinash Dixit acerca de nada llegó a las noticias un par de meses atrás: un detallado análisis del proceso de selección de parejas de Elaine en el capítulo de Seinfeld en el que su método anticonceptivo preferido ya no está disponible.

3. Slemrod y Kopczuk dicen encontrar algo de evidencia de que el momento de la muerte de una persona puede responder a cambios en el impuesto a la herencia.

2. Gelman y Romero presentaron el primero estudio empírico sobre los ataques de zombie. Sí, leyeron bien: empírico.

1. Por un escaso margen, el primer premio se lo lleva el gran James Heckman por su estudio del efecto de las plegarias en la actitud de Dios hacia los hombres.

Una mención de honor se la lleva un numeroso cuerpo de investigación acerca de los efectos de todo tipo de circunstancias sobre los mercados financieros, entre los cuales creo que se destaca la fase de la luna, aunque seguramente hay muchos otros casos que valen la pena ser mencionados.

"Physics is like sex. Sure, it may give some practical results, but that's not why we do it."
Richard P. Feynman

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